martes, 5 de enero de 2010

Aprendamos a perdonar


Eran dos hermanos que vivían como tales, juntos y en armonía desde que tenían memoria, muchos años. Poseían granjas contiguas, lo que les permitía compartir todas las tareas que tenían que ver con sus tierras e intereses.
Pero un día se generó un conflicto. Era el primer problema que tenían en cuarenta años de cultivar juntos hombro a hombro, compartiendo maquinaria e intercambiando cosechas y bienes en forma continua.
Todo comenzó con un pequeño malentendido y fue creciendo, hasta que explotó en un intercambio de palabras amargas y reproches, seguido de semanas de silencio.
Una mañana, alguien llamo a la puerta de Ariel. Al abrir, encontró a un hombre con herramientas de carpintero.
- "Estoy buscando trabajo por unos días", dijo el extraño. "Quizás a usted le hagan falta algunas pequeñas reparaciones aquí en su granja y yo pueda serle de ayuda en eso".
- "Si", dijo el mayor de los hermanos, "tengo un trabajo para usted".
- "Mire al otro lado del arroyo, en aquella granja vive mi vecino, bueno, en realidad es mi hermano menor.
La semana pasada había una hermosa pradera entre nuestras tierras, pero él desvió el cauce del arroyo para que quedara entre nosotros. estamos enemistados y posiblemente haya hecho esto para molestarme, pero le voy a hacer algo mejor.
¿Ve aquella pila de restos de madera que está junto al granero? Quiero que construya una cerca de dos metros de alto. ¡No quiero verlo nunca más!"
El carpintero le dijo:
- "Creo que comprendo la situación".
Ariel le ayudó a reunir todos los materiales al carpintero y dejó la granja por el resto del día para ir al pueblo por provisiones.
Caía la tarde cuando el granjero volvió, justo cuando el carpintero había terminado su trabajo.
El mayor de los hermanos quedó con la boca completamente abierta, sus ojos no podían creer lo que veía.
No había ninguna cerca de dos metros. En lugar de ello, había un puente que unía las dos granjas a través del arroyo.
Era una fina pieza de arte, que incluía hasta el pasamanos que lo hacía particularmente bello y de buen gusto.
En ese momento, su vecino, el hermano menor vino desde su granja y abrazando al hermano mayor, le dijo:
- "Eres una gran persona. Mira que hacer este hermoso puente después de lo que he hecho y dicho..."
Estaban en su reconciliación los dos hermanos cuando vieron que el carpintero juntaba sus herramientas, listo para partir.
- "No, espera. Quedate unos cuantos días. Tengo muchos proyectos para ti", le dijo el hermano mayor.
- "Me gustaría quedarme", le dijo el carpintero, "pero tengo muchos puentes que construir".

1 comentario:

  1. Que bueno seria si realmente aprendiésemos a perdonar, la vida hay que disfrutarla y el estar enojados nos quita demasiada energia. Sil

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