martes, 5 de enero de 2010

Aprendamos a perdonar


Eran dos hermanos que vivían como tales, juntos y en armonía desde que tenían memoria, muchos años. Poseían granjas contiguas, lo que les permitía compartir todas las tareas que tenían que ver con sus tierras e intereses.
Pero un día se generó un conflicto. Era el primer problema que tenían en cuarenta años de cultivar juntos hombro a hombro, compartiendo maquinaria e intercambiando cosechas y bienes en forma continua.
Todo comenzó con un pequeño malentendido y fue creciendo, hasta que explotó en un intercambio de palabras amargas y reproches, seguido de semanas de silencio.
Una mañana, alguien llamo a la puerta de Ariel. Al abrir, encontró a un hombre con herramientas de carpintero.
- "Estoy buscando trabajo por unos días", dijo el extraño. "Quizás a usted le hagan falta algunas pequeñas reparaciones aquí en su granja y yo pueda serle de ayuda en eso".
- "Si", dijo el mayor de los hermanos, "tengo un trabajo para usted".
- "Mire al otro lado del arroyo, en aquella granja vive mi vecino, bueno, en realidad es mi hermano menor.
La semana pasada había una hermosa pradera entre nuestras tierras, pero él desvió el cauce del arroyo para que quedara entre nosotros. estamos enemistados y posiblemente haya hecho esto para molestarme, pero le voy a hacer algo mejor.
¿Ve aquella pila de restos de madera que está junto al granero? Quiero que construya una cerca de dos metros de alto. ¡No quiero verlo nunca más!"
El carpintero le dijo:
- "Creo que comprendo la situación".
Ariel le ayudó a reunir todos los materiales al carpintero y dejó la granja por el resto del día para ir al pueblo por provisiones.
Caía la tarde cuando el granjero volvió, justo cuando el carpintero había terminado su trabajo.
El mayor de los hermanos quedó con la boca completamente abierta, sus ojos no podían creer lo que veía.
No había ninguna cerca de dos metros. En lugar de ello, había un puente que unía las dos granjas a través del arroyo.
Era una fina pieza de arte, que incluía hasta el pasamanos que lo hacía particularmente bello y de buen gusto.
En ese momento, su vecino, el hermano menor vino desde su granja y abrazando al hermano mayor, le dijo:
- "Eres una gran persona. Mira que hacer este hermoso puente después de lo que he hecho y dicho..."
Estaban en su reconciliación los dos hermanos cuando vieron que el carpintero juntaba sus herramientas, listo para partir.
- "No, espera. Quedate unos cuantos días. Tengo muchos proyectos para ti", le dijo el hermano mayor.
- "Me gustaría quedarme", le dijo el carpintero, "pero tengo muchos puentes que construir".

sábado, 2 de enero de 2010

Esperanza


Habían transcurrido casi seis horas de vigilia en la sala de espera del quirófano. Parecía una eternidad. La angustia, el temor y la incertidumbre, mezclados con la esperanza que aun conservaba a pesar de lo poco alentador del pronóstico de los médicos, habían hecho su trabajo y se sentía exhausta. Ana saltó de su asiento en cuanto vio al cirujano salir de la sala de operaciones.
Se abalanzó sobre el médico y de inmediato preguntó:
- “¿Como está mi pequeño? ¿Está bien? ¿Cuándo lo puedo ver?”
Para aquel hombre, observar el anhelo con que esa madre lo miraba hizo más difícil la respuesta; luego de una interminable pausa, dijo:
- “Lo siento. Hicimos lo que pudimos, pero él no pudo…”
Ana, sin poder creer lo que escuchaba y mientras su mirada se perdía en un vano intento de reflexión, solo encontraba preguntas sin respuesta a lo que sucedía. Mientras el cirujano aun la contemplaba en silencio, ella preguntó:
- “¿Porqué los niños pueden tener cáncer? ¿Cómo puede Dios dejar de cuidarlos? ¿Dónde estabas, Padre Eterno, cuando mi niño te necesitaba?”
El cirujano le preguntó:
- “¿Te gustaría tener un tiempo a solas con tu hijo? Una de las enfermeras estará afuera en un momento, antes de que trasladen al niño a la Facultad.”
Ana pidió a la enfermera que permaneciera con ella mientras se despedía de su pequeño. Pasó sus dedos amorosamente a través del oscuro cabello del niño, en una interminable caricia que parecía pretender la habitual sonrisa de él como respuesta.
- “¿Te gustaría conservar un mechón de su cabello?”, preguntó la enfermera.
Ana asintió. La enfermera cortó algo de cabello, lo colocó en una bolsa plástica y se lo entregó.
La madre dijo,
- “Fue idea de Tomás donar su cuerpo a la Universidad para estudio. Él dijo que podía ayudar a otros…
Primero le dije que no, pero Tomy dijo: “Mamá, no lo voy a usar más cuando muera. Tal vez pueda ayudar a otro niño a pasar un día más con su mamá.”
- “Mi Tomy tenía un corazón de oro… Siempre pensaba en los demás. Siempre queriendo ayudar a otros si podía…”
Ana caminó afuera del Hospital de Niños por última vez, luego de haber pasado casi todos los días de los últimos seis meses allí.
Colocó todas las cosas de Tomás en el asiento trasero. Conducir hasta su hogar fue difícil. Y más difícil aun fue entrar a la casa vacía…
Cargó las pertenencias de Tomás, y la bolsita plástica con su cabello hasta la habitación de su hijo. Comenzó a colocar los autitos y las otras cosas personales nuevamente en el lugar exacto donde él las tenía en su cuarto.
Ella se dejó caer sobre su cama, abrazó la almohada y lloró hasta quedarse dormida.
Despertó cuando ya casi era medianoche. Y colocada a su lado en la cama, había una carta.
La tomó entre sus manos y leyó:
“Querida Mamá:
Sé que me vas a extrañar; pero no pienses que yo te olvidaré, o dejaré de amarte, sólo no estaré físicamente alrededor tuyo para decirte “Te Quiero”.
Yo siempre te amaré, Mamá, aún más cada día. Algún día nos volveremos a encontrar. Mientras tanto, si quieres adopta otro niño y así no estarás tan sola, eso estará bien para mí.
El podrá usar mi cuarto y mis viejos juguetes.
Pero, si decides adoptar una niña, a ella probablemente no le gustará jugar con las cosas de niños…
Tendrás que comprarle muñecas y cosas de niña, tu sabes…
No estés triste pensando en mí. Este es un lugar realmente maravilloso… La abuela y el abuelo me reconocieron tan pronto llegué aquí y me mostraron todo el lugar, pero me va a llevar un largo tiempo verlo todo.
Los ángeles son extraordinarios. Me encanta verlos volar… Y… ¿Sabes? Jesús no se parece a ninguna de las fotos que pintan de él. Aún así tan pronto lo vi, lo reconocí; sabía que era El. ¡Jesús mismo me llevó a conocer al Padre! ¿Y sabes qué mamá? Dios me sentó en su rodilla y habló conmigo, como si yo fuera alguien importante…
Ahí fue cuando le dije que yo quería escribirte una carta para despedirme de ti y decirte cómo me siento ahora… Pero yo creía que no se permitía. Pero ¿sabes qué, mamá? El mismo me entregó papel y su pluma personal para que yo te escribiera esta carta.
Creo que Gabriel es el nombre del ángel que te llevó esta carta. El Padre Celestial me dijo que te contestara una de las preguntas que le hiciste… “¿Dónde estaba El cuando yo lo necesitaba?”
Dios me dijo que estaba en el mismo lugar conmigo, como cuando Su hijo Jesús estaba en la cruz. Él estaba justo ahí, igual que está siempre con todas sus pequeñas criaturas…
Pero de todos modos, Mamá, nadie más puede ver lo que te he escrito… Sólo tú. Para todos los demás, esto es sólo una hoja de papel en blanco. ¿No es fantástico?
Tengo que devolverle la pluma a Dios ahora. Él la necesita para escribir más nombres en el Libro de la Vida. Esta noche voy a sentarme a la mesa con Dios para comer. Estoy seguro que la comida será sabrosa…
Oh, olvidé decirte... Ya no me duele más… Ya no siento ningún dolor... El cáncer se fue. Estoy feliz porque puedo estar de pie y correr, sin sentir más dolor; y así Dios, los abuelos y todos los demás que voy conociendo no me ven angustiado y dolorido…
Por eso Él envió a un ángel a rescatarme... por Su infinita misericordia y, además, me contó, porque tiene mucho trabajo para mí aquí, ayudando a los demás.
El Ángel dijo que era un caso de entrega especial…!
Qué crees…?
¡Resulta claro! ¿Verdad?
Siempre voy a amarte… y te estaré esperando.
Firmado con el amor de Dios, Jesús & Yo... Tu Tomy.”

lunes, 14 de diciembre de 2009

Mi amigo "el Sapito"


Luis, "el Sapito" es de esas personas a las que la naturaleza no los ha favorecido demasiado con su belleza. Casi se podría decir que lo ha castigado al respecto.
Heredó su apodo por rama paterna, es decir (como imaginarán), a su padre ya lo apodaban "el Sapo".
Pero como la naturaleza es sabia, todo lo que le faltaba de lindo lo tenia (y tiene) de positivo, gracioso y buen tipo. Ya desde que éramos chicos, siempre tenia alguna respuesta graciosa para cada situación. Todos nos divertíamos muchísimo cuando compartíamos tiempos con él.
En resumen, era el tipo de persona que te gustaría ser. Estaba siempre de buen humor y siempre tenía algo positivo que decir.
Cuando alguien le preguntaba como le iba, él respondía: "Si pudiera estar mejor, tendría un gemelo".
Durante su vida, ha tenido varios comercios y la mayoría de sus colaboradores lo siguieron en todos ellos.
La razón de que lo siguieran fue por su actitud: Era un motivador natural.
Si un empleado tenía un mal dia, el Sapito estaba ahí para decirle como ver el lado positivo de la situación.

Con el correr del tiempo, ver este estilo de vida realmente me causó curiosidad, así que un día decidí ir a buscar al Sapito y le pregunté:
- "No lo entiendo... no es posible ser una persona positiva todo el tiempo. Como lo haces?"
El Sapito respondió:
- "Cada mañana me levanto y me digo a mi mismo: Luis, tenés dos opciones hoy: Puedes escoger estar de buen humor o puedes escoger estar de mal humor; escojo estar de buen humor. Cada vez que sucede algo malo, puedo escoger entre ser una víctima o aprender de ello. Escojo aprender de ello".
- "Cada vez que alguien viene a mi para quejarse, puedo aceptar su queja o puedo señalarle el lado positivo de la vida. Escojo señalarle el lado positivo de la vida.
- "Si, claro, pero no es tan fácil", protesté.
- "Si lo es, dijo Luis. En la vida, todo tiene que ver con elecciones. Cuando se quita todo lo demás, cada situación es una elección. Uno elige como reaccionar ante cada situación, elige como permitirá que la gente afecte su estado de ánimo, uno elige estar de buen humor o de mal humor. En resumen, UNO ELIGE COMO VIVIR LA VIDA.

Reflexioné en lo que el Sapito me dijo...

No mucho tiempo después, mis propias obligaciones me llevaron lejos del hogar de mi infancia, por lo que perdimos contacto, pero con frecuencia pensaba en el Sapito, especialmente cuando tenía que hacer una elección de vida, en vez de reaccionar contra ella.
Hace un par de años, me enteré que el Sapito hizo algo que nunca debe hacerse en un negocio, olvidó la puerta de atrás del negocio abierta y una tarde fue asaltado por dos ladrones armados.
Mientras trataba de abrir la caja fuerte, su mano, temblando por el nerviosismo, resbaló de la combinación. Los asaltantes sintieron pánico y le dispararon.
Afortunadamente, el Sapito fue encontrado relativamente pronto y llevado de urgencia a una clínica. Después de varias horas de cirujía y otras tantas semanas de terapia intensiva, Luis fue dado de alta aun teniendo fragmentos de bala en su cuerpo.
Me encontré con el Sapito algunos meses despues del accidente, y cuando le pregunté como estaba, me respondió:
- "Si pudiera estar mejor, tendría un gemelo".
Mi curiosidad me llevó a preguntarle qué pasó por su mente en el momento del asalto. Contestó:
- "Lo primero que vino a mi mente fue que debí haber cerrado con llave la puerta de atrás. Cuando estaba tirado en el piso, recordé que tenia dos opciones: podía elegir vivir o podía elegir morir. Elegí vivir".
- "¿No sentiste miedo?" Le pregunté.
El Sapito continuó:
- "Los médicos fueron geniales. No dejaban de decirme que iba a estar bien. Pero cuando me llevaron al quirófano y vi las expresiones en las caras de los médicos y las enfermeras, realmente me asusté. Podia leer en sus ojos: "Es hombre muerto". Supe entonces que debia tomar una decision."
- ¿Que hiciste?, pregunté.
El Sapito me dijo:
- "Bueno, uno de los médicos me preguntó si era alérgico a algo, y respirando profundo grité: Si, a las balas".
- "Mientras reian, les dije: Estoy escogiendo vivir, opérenme como si estuviera vivo, no muerto".
Mi amigo vivió por la maestría de los médicos, pero sobre todo por su asombrosa actitud. Aprendió que cada dia tenemos la eleccion de vivir plenamente.
La actitud, al final, lo es todo.

sábado, 17 de octubre de 2009

Después, Ya Nada es Igual


Cuando viniste a este mundo, ella te sostuvo en sus brazos. Tú se lo agradeciste gritando.
Cuando tenías un 1 año, ella te alimentaba y bañaba. Tú se lo agradeciste llorando la noche entera.
Cuando tenías 2 años, ella te enseñó a caminar. Tú se lo agradeciste huyendo de ella cuando te llamaba.
Cuando tenías 3 años, ella te hacía todas las comidas con amor. Tú se lo agradeciste tirando el plato al piso.
Cuando tenías 4 años, ella te dio unos lápices de colores. Tú se lo agradeciste pintando todas las paredes del comedor.
Cuando tenías 5 años, ella te vestía para las ocasiones especiales. Tú se lo agradeciste ensuciándote a más no poder.
Cuando tenías 6 años, ella te llevaba a la escuela. Tú se lo agradeciste gritándole: ¡NO VOY A IR!
Cuando tenías 7 años, ella te regaló una pelota. Tú se lo agradeciste arrojándola contra la ventana del vecino.
Cuando tenías 8 años, ella te trajo un helado. Tú se lo agradeciste derramándoselo sobre su falda.
Cuando tenías 9 años, ella té pagó unas clases de guitarra. Tú se lo agradeciste no practicando nunca.
Cuando tenías 10 años, ella te llevaba con el auto a todas partes: del gimnasio al partido de fútbol, de fiestas de cumpleaños, a otras fiestas. Tú se lo agradeciste cuando salías del coche y nunca mirabas atrás.
Cuando tenías 11 años, ella te llevó a ti y a tus amigos a ver una película. Tú se lo agradeciste diciéndole que se sentara en otra fila.
Cuando tenías 12 años, ella te aconsejó que no miraras ciertos programas. Tú se lo agradeciste esperando que ella se fuera de la casa.
Cuando tenías 13 años, ella te sugirió un corte de pelo que estaba de moda. Tú se lo agradeciste diciéndole que no tenía gusto.
Cuando tenías 14, ella te pagó un mes de vacaciones en el campamento de verano. Tú se lo agradeciste olvidándote de escribirle una carta.
Cuando tenías 15, ella venía de trabajar y quería darte un abrazo. Tú se lo agradeciste cerrando con llave la puerta de tu habitación.
Cuando tenías 16, ella te enseñó cómo manejar su coche. Tú se lo agradeciste usándoselo todas las veces que podías.
Cuando tenías 17 años, ella esperaba una llamada importante… Tú se lo agradeciste, hablando por teléfono toda la noche.
Cuando tenías 18, ella lloró en la fiesta de tu graduación de la escuela. Tú se lo agradeciste estando de fiestas hasta el amanecer.
Cuando tenías 19 años, ella te pagó la cuota de la universidad, te llevó en coche hasta el campus y cargó tus maletas. Tú se lo agradeciste diciéndole adiós desde fuera del dormitorio, así no te sentirías avergonzado ante tus amigos.
Cuando tenías 20 años, ella te preguntó si estabas saliendo con alguien. Tú se lo agradeciste diciéndole: 'A Ti no te importa eso'
Cuando tenías 21 años, ella te sugirió algunas carreras para tu futuro… Tú se lo agradeciste diciéndole: 'No quiero ser como Tú.'
Cuando tenías 22, ella te abrazó en la fiesta de graduación de la Universidad. Tú se lo agradeciste diciéndole si te podía pagar un viaje a Europa.
Cuando tenías 23, ella te dio algunos muebles para tu primer departamento. Tú se lo agradeciste diciéndoles a tus amigos que los muebles eran feos.
Cuando tenías 24, ella conoció a tu futura esposa y le preguntó sus planes para el futuro. Tú se lo agradeciste con una mirada feroz y le gritaste: '¡Cállate!'.
Cuando tenías 27, ella te ayudó a pagar los gastos de tu boda y llorando te dijo que te amaba muchísimo. Tú se lo agradeciste mudándote por la mitad del país.
Cuando tenías 30, ella te dio algunos consejos para cuidar al bebé. Tú se lo agradeciste, diciéndole que las cosas son diferentes ahora.
Cuando tenías 40, ella te llamó para recordarte el cumpleaños de tu Papá. Tú se lo agradeciste diciéndole que estabas muy ocupado.
Cuando tenías 50, ella se enfermó y necesitó que la cuidaras. Tú se lo agradeciste leyendo sobre la carga que representan los padres hacia los hijos.
De repente, un día...,
Ella silenciosamente MURIOOOO.......!!!!. Y todas las cosas que nunca hiciste cayeron como un rayo sobre tus hombros.
Tomémonos un momento para rendir honor y tributo esa persona que llamamos MAMÁ.
No hay sustituto para Ella. Alegra cada momento. Aunque a veces no parezca la mejor de las amigas, aunque quizás no concuerde con nuestra manera de pensar, aún así…
¡Es nuestra Madre!
Ella estará allí para ayudarte siempre: con tus dolores, tus penas, tus frustraciones.
¿Has limitado tu tiempo para estar con Ella, para escuchar sus quejas, para oír de su cansancio?
Sé prudente, sé generoso y muéstrale el debido respeto, aunque tú pienses diferente de Ella.
Si aún está contigo, disfrútala. Si ya no está, recuérdala. Y por sobre todo, que cada día de tu propia existencia sea una oportunidad para decirle: ¡FELIZ DÍA, MAMA!

Un Dia Normal



Mamá y Papá estaban mirando la televisión cuando mamá dijo: “-Estoy cansada, es tarde, me voy a la cama”.
Fue a la cocina a preparar el pan de las tostadas de la mañana siguiente.
Puso en remojo los recipientes de las palomitas de maíz consumidas frente al televisor, sacó la carne del freezer para la cena del día siguiente, controló si había suficiente cereal, llenó la azucarera, puso las tazas, cucharitas y platos del desayuno en la mesa y dejó todo preparado y listo para servirse.
Puso la ropa húmeda en el secarropa, la ropa sucia en el lavarropas, planchó una camisa y cosió un botón. Recogió los juguetes, puso a cargar los teléfonos celulares de ella y papá y guardó la guía telefónica.
Regó las plantas, ató la bolsa de basura y tendió una toalla.
Bostezó, se desperezó y se fue al dormitorio.
Se paró un momento para escribir una nota a la maestra, contó y guardó el dinero para el regalo de cumpleaños del compañerito de colegio y levantó un libro que estaba debajo de la silla.
Firmó una tarjeta de felicitación para un amigo y colocó la dirección en el sobre, escribió una nota para la niñera y colocó todo junto a su bolso.
A continuación, mamá se lavó la cara con sus toallitas, se puso crema anti-arrugas y se lavó los dientes.
Papá gritó: “-Pensé que te habías ido a la cama”.
“-Ya me acuesto”, dijo ella.
Puso un poco de agua en el bebedero del perro y sacó al gato al balcón, cerró la puerta con llave y apagó la luz de la entrada.
Dio una mirada a los niños, les apagó las luces y el televisor y se detuvo a orar unos minutos por ellos. Recogió una camiseta, tiró las medias a la canasta de ropa y habló con el mayor que estaba todavía estudiando.
En su habitación, puso el despertador, preparó la ropa para el día siguiente, ordenó mínimamente los zapatos. Añadió dos cosas a las cuatro de la lista de cosas urgentes y visualizó alcanzar sus propios objetivos.
En ese momento, papá apagó la televisión y anunció: “-Me voy a la cama”.
Y lo hizo, sin otros pensamientos…
Nada extraordinario... ¿VERDAD?
Demos gracias a Dios por tener a esas grandiosas mujeres: madre, abuela, esposa, hijas, hermanas, buenas amigas…
Y si no las tenemos, demos gracias a Dios que ya están con El.
A todas ellas, ¡FELIZ DIA!

viernes, 9 de octubre de 2009

Nadie...


Nadie alcanza la meta con un solo intento, ni perfecciona la vida con una sola rectificación, ni alcanza altura con un solo vuelo.
Nadie camina la vida sin haber pisado en falso muchas veces, ni recoge cosecha sin probar muchos sabores, sembrar muchas semillas y abonar la tierra.
Nadie mira la vida sin acobardarse en varias ocasiones, ni se mete en el barco sin temerle a la tempestad, ni llega a puerto sin remar muchas veces...
Nadie siente el amor sin probar sus lágrimas, ni toma las rosas sin sentir sus espinas.
Nadie llega a la otra orilla sin haber construido balsas o puentes, ni puede juzgar sin conocer primero su propia debilidad.
Nadie consigue su ideal sin haber pensado muchas veces que perseguía un imposible, ni conoce la oportunidad que pasa por su lado y la deja ir.
Nadie encuentra el pozo del placer hasta caminar por la sed del desierto.
Pero nadie deja de llegar cuando tiene la claridad de un don, el crecimiento de su voluntad, la abundancia de la vida, el poder de realizarse y el impulso sobre si mismo, ni deja de alcanzar sus metas cuando realmente se lo propone.

Paulo Coelho

martes, 25 de agosto de 2009

Que es Virtual?


El hombre entró apurado y con mucho apetito a un restaurante.
Escogió una mesa bien alejada del movimiento del lugar. Quería aprovechar los pocos minutos que tenia ese día, utilizarlos para comer y concretar algunas ideas de programación, de un sistema que estaba desarrollando; además, tenía ganas de comenzar a planear sus vacaciones, ya que desde hacía mucho tiempo no sabía lo que eran.
Dispuesto a no abandonar por completo su régimen de comidas, se decidió por un filete de salmón con alcaparras en manteca, ensalada y jugo de naranjas.
Abrió su notebook y al mismo instante se sobresaltó con aquella voz bajita y aflautada detrás de el:
- Señor, me da unas monedas?
- No tengo, pequeño.
- Solo una moneda, para comprar pan.
- Está bien, yo te compro uno.
Como de costumbre, su casilla de correos estaba llena de e-mails; quedó distraído leyendo poesías, mensajes de lo más variados, riendo con las ocurrentes bromas. Ahhh! Esa música lo llevaba a Europa, recordando un hermoso tiempo pasado.
- Señor, pida que le pongan al pan manteca y queso también!
En ese momento se da cuenta que el pequeño estaba a su lado.
- Ok, pero después me dejas trabajar, estoy muy ocupado, de acuerdo?
Llega la comida y con ella la realidad. Hace el pedido del pequeño, y el mozo pregunta si quiere que el niño sea retirado. El cargo de conciencia le impide tomar una decisión, y dice:
- No, está todo bien. Déjelo que se quede. Traiga el pan y una comida decente para el.
Entonces el niño se sentó frente a el y preguntó:
- Señor, que esta haciendo?
- Estoy leyendo e-mails.
- Y que son e-mails?
- Son mensajes electrónicos enviados por personas vía Internet.
Sabía que el difícilmente entendería nada, y para evitar mayores cuestionamientos dijo:
- Es como si fuese una carta, solo que se envía por Internet.
- Señor, usted tiene Internet?
- Si, tengo, es esencial en el mundo actual.
- Y que es Internet?
- Es un lugar en la computadora donde podemos ver y oír muchas cosas, noticias, música, conocer personas, leer, escribir, soñar, trabajar, aprender. Tiene todo, pero en un mundo virtual.
- Y qué es lo virtual?
Decide dar una explicación simplificada, con la certeza que él poco va a entender, y lo librará para comer su almuerzo sin culpa.
- Virtual es un lugar que imaginamos, algo que no podemos tocar, alcanzar. Un lugar donde creamos un montón de cosas que nos gustaría hacer. Creamos nuestras fantasías, transformamos el mundo en casi como quisiéramos que fuese.
- Que bueno, me gustó!!!
- Pequeño, entendiste lo que es virtual?
- Si señor, yo también vivo en ese mundo virtual.
- Y tu tienes computadora?
- No, pero mi mundo también es de ese estilo… virtual!!! Mi madre pasa todo el día fuera de casa, llega muy tarde y casi no la veo. Yo paso el día cuidando a mi hermano mas pequeño, que vive llorando de hambre, y le doy agua para que el piense que es sopa. Mi hermana mayor sale todo el día, dice que va a vender su cuerpo, pero yo no entiendo, pues ella vuelve siempre con su cuerpo. Mi padre está en la cárcel hace mucho tiempo. Y yo siempre imagino a toda mi familia junta en casa, mucha comida, muchos juguetes en Navidad, y me veo yendo a la escuela para ser un gran médico algún día.
- Eso no es virtual, señor?
Cerró su notebook, no antes de que sus lágrimas cayeran sobre el teclado.
Esperó a que el niño terminase literalmente de “devorar” su plato, pagó la cuenta y dió el cambio al pequeño, que le retribuyó con una de las más bellas y sinceras sonrisas que jamás había recibido en su vida, además de con un “Gracias, señor, usted es un maestro”.
Allí, en ese instante, tuvo la mayor prueba del virtualismo insensato y egoísta en que vivimos todos los días…

Las Cuatro Estaciones


Había un padre que tenia cuatro hijos. Todos ellos transitaban sus primeros años de adulto. El hombre siempre se había ocupado de instruir a esos hijos, aunque los pecados y apuros de juventud no dejaban de estar presentes. El buscaba que aprendieran a no juzgar las cosas rápidamente, sino que intentaba transmitirles la paciencia y observación que enseñan los años; entonces, los envió a cada uno por turnos a ver un árbol de peras que estaba a una gran distancia.
El primer hijo fue en invierno, el segundo en primavera, el tercero en verano y el más joven de ellos fue en el otoño.
Cuando todos habían ido y regresado, el los reunió y, juntos, pidió a cada uno que describiera lo que había visto.
El primer hijo mencionó que el árbol era horrible, doblado y retorcido.
El segundo dijo que no, que estaba cubierto de brotes verdes y lleno de promesas.
El tercer hijo no estuvo de acuerdo, dijo que estaba cargado de flores, que tenia aroma muy dulce y se veía muy hermoso, era la cosa más llena de gracia que jamás había visto.
El ultimo de los hijos no estuvo de acuerdo con ninguno de ellos, el dijo que estaba maduro y marchitándose de tanto fruto, lleno de vida y satisfacción.
Entonces, el padre explicó a sus hijos que todos tenían razón, porque ellos habían visto solo una de las estaciones en la vida del árbol.
El les dijo a todos que no deben de juzgar a un árbol, o a una persona, por solo ver una de sus temporadas, y que la esencia de lo que son, el placer, regocijo y amor que viene con la vida puede ser solo medida al final, cuando todas las estaciones han pasado.
Si alguno se da por vencido en el invierno, habrá perdido la promesa de la primavera, la belleza del verano y la satisfacción del otoño. El dolor de alguna estación no debe destruir la dicha del resto.
La vida no puede ser juzgada por solo una estación difícil. Perseverar a través de las dificultades y malas rachas nos asegura que mejores tiempos vienen por delante.

lunes, 24 de agosto de 2009

La Luciéenaga y la Serpiente


A menudo, solemos preguntarnos por qué determinadas personas no nos aprecian, e inclusive generan cierto ensañamiento hacia nosotros al punto que nos sentimos perseguidos, o por lo menos continuamente controlados.
Cuenta la leyenda, que una vez una serpiente comenzó a perseguir a una luciérnaga. Esta huía rápido de la feroz predadora y la serpiente al mismo tiempo no desistía.
Huyó un día y ella la seguía, dos días y la seguía…
Al tercer día, ya sin fuerzas, la luciérnaga se detuvo y dijo a la serpiente:
- “¿Puedo hacerte tres preguntas?”
- “No acostumbro dar esta posibilidad a nadie, pero como te voy a devorar, puedes preguntar”. – contestó la serpiente.
- “¿Pertenezco a tu cadena alimenticia?” – preguntó la luciérnaga.
- “No”. – respondió la serpiente.
- “¿Yo te hice algún mal?”. – dijo la luciérnaga.
- “No”. – volvió a contestar la serpiente.
- “Entonces, ¿Por qué quieres acabar conmigo?”
- “Es muy simple: ¡¡¡Porque no soporto verte brillar!!!”

jueves, 23 de julio de 2009

Por donde empezar


Una bella tarde de primavera, un joven paseaba por una ciudad desconocida cuando, de pronto, se encontró con un comercio en cuya marquesina se leía una extraña inscripción: "La Felicidad".
Tanto le llamó la atención que decidió entrar. Al hacerlo, descubrió que el negocio era atendido por ángeles. Sorprendido, se acercó a uno de ellos y le preguntó:
-¿Qué venden ustedes aquí?
- Aquí vendemos absolutamente de todo - respondió el ángel.
- ¡Ah! - dijo asombrado el joven.
- Entonces, por favor vendanme el fin de todas las guerras del mundo, muchas toneladas de amor para los hombres, un gran botellón de comprensión para las familias, más tiempo para que los padres jueguen con sus hijos...
Y así prosiguió hasta que el ángel, muy respetuoso, lo interrumpió y dijo:
- Perdona, pero creo que no me expliqué bien. Aquí no vendemos frutos, sino semillas...